Decisión desconocida sobre gobiernos de los trabajadores
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Por John Riddell
Fecha de publicación: 01/02/12 – America XXI -- La discusión en idioma inglés de la Internacional Comunista de 1922, sobre el llamado a crear gobiernos de los trabajadores, se ha basado en un anteproyecto que fue alterado de manera significativa antes de su aprobación. Aquí, tomado de la primera traducción al inglés, está el texto enmendado que el Congreso realmente adoptó.
El llamado a crear un gobierno de los trabajadores surgió a partir de las luchas de los trabajadores alemanes en 1920, como modo de plantear la necesidad de un poder de los trabajadores, en un contexto en el que no existían estructuras alternativas, como congresos revolucionarios o soviets.
Cuando en marzo de 1920 un golpe de derecha fue contrarrestado por una huelga general de trabajadores alemanes, el jefe sindical socialdemócrata, Carl Legien, propuso la creación de un gobierno de los partidos obreros y sindicatos para resolver la crisis.
El partido comunista alemán respondió que apoyaría a dicho gobierno si aquel tomaba medidas eficaces para desarmar a la contrarrevolución y defendía a los trabajadores. Esta posición, que provocó una gran controversia en el movimiento revolucionario mundial, fue aprobada finalmente por la Internacional Comunista en diciembre de 1921 – aunque sólo para Alemania (véase The Origins of United Front Policy: http://www.isj.org.uk/index.php4?id=724&issue=130).
Durante el siguiente año, la discusión en la Comintern llevó a un acuerdo general acerca de que debería ser usado el concepto “gobierno de los trabajadores”. Pero cuando se inauguró el Cuarto Congreso en noviembre de 1922, sus líderes usaron el término de tres maneras diferentes, que pueden ser resumidas a través de las palabras “seudónimo”, “transición” e “ilusión”:
• Seudónimo: el presidente de la Internacional, Gregory Zinoviev, así como las fuerzas de ultra izquierda en Alemania (lideradas por Ruth Fischer), Italia (dirigidas por Amadeo Bordiga) y otros países, sostuvieron que el término “gobierno de los trabajadores” refería sólo a un régimen de tipo establecido por la Revolución Rusa de octubre de 1917, es decir, una dictadura del proletariado apoyada en los consejos obreros revolucionarios. Este fue el enfoque adoptado en las dos primeras versiones de la resolución del Cuarto Congreso sobre la cuestión. De cualquier forma, los delegados de la mayoría del partido alemán convencieron al Congreso de abandonar este enfoque en la mitad del proceso, de modo que no aparece en el tercer borrador.
• Transición: este concepto, defendido por los líderes de la mayoría del partido comunista alemán y por el líder de la Comintern, Karl Radek, vio la demanda de un “gobierno de los trabajadores” como componente de un programa de transición, es decir, como un conjunto de demandas que “socava el poder de la burguesía, organiza al proletariado, y marca las etapas de la lucha por su dictadura” (Resolución del Tercer Congreso, “Acerca de la táctica”, Comintern, 1921, pp.- 475-6). Tal gobierno, posiblemente constituido por la vía parlamentaria, se basaría en el movimiento de masas de los trabajadores, y tomaría medidas para desmantelar el Estado burgués. Este concepto transicional es presentado en la tercera versión de la resolución del Cuarto Congreso.
• Ilusión: este concepto, desarrollado principalmente por Zinoviev, refería a gobiernos de base parlamentaria, formados por partidos de trabajadores, pero que llevaban a cabo básicamente una agenda capitalista. Zinoviev predijo que era probable que un “gobierno liberal de los trabajadores” fuera formado por el Partido Laborista de Gran Bretaña (el Partido Laborista fue elegido efectivamente en 1924). Tal régimen, dijo Zinoviev al Congreso, “podría ser el punto de partida para revolucionar el país”, podría tomar muchas medidas “objetivamente dirigidas contra el Estado burgués”, y podría también “terminar en manos de la izquierda.” (Riddell, 2011, pp. 266-7). La visión de Zinoviev estaba abierta a la acusación de que este tipo de “gobierno de los trabajadores” era un eufemismo para referirse a una forma de dominación de la burguesía. Los cambios hechos en la cuarta y última versión de la resolución del Cuarto Congreso no eliminaron el concepto de Zinoviev, pero lo renombraron como “gobierno ilusorio de los trabajadores”, reforzando el argumento en contra de tal interpretación.
Las traducciones al inglés existentes (ver, por ejemplo, los archivos marxistas en internet, http://www.marxists.org/history/international/comintern/4th-congress/tactics.htm) se basan en un texto ruso publicado en 1933 (Kun 1933, pp. 301-2). Esta versión usa el tercer borrador de la tesis del Cuarto Congreso, y no incluye las modificaciones introducidas en la cuarta versión. La tercera versión no enmendada ha servido como base para las críticas de algunos marxistas actuales acerca de que la decisión sobre gobiernos obreros del Cuarto Congreso enturbiaba la distinción entre gobiernos de los trabajadores y gobiernos burgueses (véase, por ejemplo, comentarios de Chris Harman y Tim Potter: http://www.isj.org.uk/?id=295).
El texto definitivo sobre la resolución deja claro que tales críticas están dirigidas a las debilidades que los propios delegados del Congreso reconocieron y trataron de corregir. El texto que sigue es una traducción del cuarto y último borrador, en su versión alemana, sobre las actas del Cuarto Congreso. Aparece como el punto 11 del Congreso Tesis sobre las tácticas de la Comintern. (Riddell 2011, pp. 1159-63). Todas las enmiendas añadidas a la tercera versión figuran en cursivas; y las supresiones se indican en las notas.
Las discrepancias entre las distintas versiones indican que la cuestión del gobierno de los trabajadores estaba lejos de ser resuelta en la Internacional Comunista de 1922. Así sigue hoy en día. Es de esperar que una mayor disponibilidad de materiales básicos ayude a comprender mejor la aplicabilidad de este concepto.
La traducción que sigue está tomada de Hacia el Frente Único: Actas del Cuarto Congreso de la Internacional Comunista de 1922, que se publicó en noviembre de 2011, por Historical Materialism Book Series. Copyright © 2011 por John Riddell.
Gobierno de los trabajadores
[Punto 11 de Acerca de la táctica de la Comintern, adoptado por el Cuarto Congreso de la Internacional Comunista de 1922]
Como consigna propagandística general, el gobierno de los trabajadores (o gobierno de los trabajadores y campesinos) puede ser utilizado en casi todas partes. Como consigna política inmediata, sin embargo, el gobierno de los trabajadores es más importante en países donde la sociedad burguesa es particularmente inestable, donde la relación de fuerzas entre los partidos obreros y la burguesía coloca la cuestión de gobierno en la agenda como un problema práctico que requiere solución inmediata. En estos países, la consigna de gobierno de los trabajadores deviene inevitablemente de la táctica de un frente único.
Los partidos de la Segunda Internacional intentan “rescatar” la situación en esos países a través de la promoción y el logro de una coalición de los socialdemócratas con las fuerzas burguesas. Recientemente, algunos partidos de la Segunda Internacional (por ejemplo, en Alemania) han intentado rechazar la participación abierta en dicho gobierno de coalición, mientras lo llevan adelante de forma encubierta. Esto es simplemente un intento de apaciguar a las masas indignadas, una traición sutil hacia las masas trabajadoras.
En lugar de una coalición burguesa – socialdemócrata, abierta o encubierta, los comunistas proponen un frente único de todos los trabajadores y una coalición de todos los partidos de trabajadores, tanto en el ámbito político como económico, para luchar contra el poder de la burguesía, y en última instancia, derrocarla. A través de la lucha unida de todos los trabajadores contra la burguesía, el aparato estatal puede pasar por encima hacia las manos del gobierno de los trabajadores, fortaleciendo así el poder de la clase obrera.
Las tareas más básicas de un gobierno de los trabajadores deben consistir en armar al proletariado, desarmar a las organizaciones de la burguesía contrarrevolucionaria, introducir el control (de los trabajadores) de la producción, trasladando la carga principal de los impuestos a los hombros de los ricos, y rompiendo la resistencia de la burguesía contrarrevolucionaria.
Tal gobierno de los trabajadores sólo es posible si nace de la lucha de las masas mismas, con el apoyo de organizaciones militantes de los trabajadores, creadas por las capas más oprimidas de las masas laboriosas. Incluso un gobierno de los trabajadores que surge de una combinación puramente parlamentaria, es decir, que es puramente parlamentario en su origen, puede ser la ocasión para un renacimiento del movimiento revolucionario de los obreros.
Obviamente, el nacimiento y la existencia de un gobierno genuino de los trabajadores, que persiga una política revolucionaria, debe desembocar en una cruda lucha con la burguesía, y probablemente en una guerra civil. Incluso un intento por parte del proletariado de formar dicho gobierno de los trabajadores se encontrará desde el principio con la más decidida resistencia de la burguesía. La consigna del gobierno de los trabajadores por lo tanto tiene el potencial de unir al proletariado y desencadenar la lucha revolucionaria.
Bajo ciertas circunstancias, los comunistas deben manifestar su voluntad de formar un gobierno de los trabajadores con partidos de trabajadores no comunistas y organizaciones obreras. Sin embargo, deben hacerlo sólo si hay garantías de que el gobierno de los trabajadores llevará a cabo una verdadera lucha contra la burguesía a lo largo de las líneas descritas anteriormente. Hay condiciones obvias sobre la participación de los comunistas en tal gobierno, que incluyen:
1. La participación en el gobierno de los trabajadores sólo puede darse con el acuerdo de la Internacional Comunista.
2. Los participantes comunistas de tal gobierno deben estar sujetos a la supervisión más estricta de su partido.
3. Los comunistas participantes de este gobierno de los trabajadores deben tener contacto directo con las organizaciones revolucionarias de las masas.
4. El partido comunista debe mantener incondicionalmente su propia identidad pública y una independencia absoluta en la agitación.
A pesar de sus grandes ventajas, la consigna del gobierno de los trabajadores también tiene sus peligros, al igual que toda la táctica del frente único. Para atajar esos peligros [1] los partidos comunistas deben tener en cuenta que a pesar de que todo gobierno burgués es también un gobierno capitalista, no todo gobierno de los trabajadores es verdaderamente proletario, es decir, un instrumento revolucionario del poder proletario.
La Internacional Comunista debe considerar las siguientes posibilidades:
I. Gobiernos ilusorios de los trabajadores.
1. Un gobierno liberal de los trabajadores, tal como el de Australia y como el que podría existir en Gran Bretaña en un futuro previsible.
2. Un gobierno socialdemócrata de los trabajadores (Alemania).
II. Gobiernos genuinos de los trabajadores.
3. Gobiernos de los trabajadores y los campesinos más pobres. Esta posibilidad existe en los Balcanes, Checoslovaquia, etc.
4. Un gobierno de los trabajadores con participación comunista [2].
5. Un gobierno genuinamente proletario de los trabajadores que, en su forma más pura, puede ser encarnado solamente por el partido comunista.
Los comunistas están dispuestos a marchar con los trabajadores que aún no han reconocido la necesidad de una dictadura del proletariado. Los comunistas también están dispuestos, bajo ciertas condiciones y con ciertas garantías, a apoyar un gobierno de los trabajadores que no sea puramente comunista, incluso un gobierno de los trabajadores meramente ilusorio – por supuesto, sólo en la medida en que defienda los intereses de los trabajadores.
Sin embargo, los comunistas explican simple y directamente a la clase trabajadora que, sin una lucha revolucionaria contra la burguesía, no puede ser conquistado ni sostenido un verdadero gobierno de los trabajadores. El único tipo de gobierno que puede considerarse un genuino gobierno de los trabajadores es el que está decidido a asumir una lucha resuelta, al menos para alcanzar las demandas inmediatas más importantes de los trabajadores contra la burguesía. Ese es el único tipo de gobierno de los trabajadores en el cual pueden participar los comunistas.
Los primeros dos tipos, los gobiernos ilusorios de los trabajadores (liberal y socialdemócrata), no son gobiernos revolucionarios, pero pueden, bajo ciertas circunstancias, acelerar la descomposición del poder burgués.
Los dos tipos siguientes de gobiernos de los trabajadores (gobiernos de trabajadores y campesinos, gobiernos socialdemócratas - comunistas) no significan la dictadura del proletariado, e incluso no son una etapa transicional históricamente inevitable hacia esa dictadura. Antes bien, donde sea que vayan a parar, son un importante punto de partida para la lucha por la dictadura.
Sólo el gobierno genuino de los trabajadores, integrado por los comunistas, representa a la dictadura del proletariado plenamente alcanzada [3].
14 de agosto, 2011. Traducción: Pilar Gutiérrez
[1] La tercera versión incluye, en este punto, la siguiente frase: “para combatir la ilusión de que la etapa de la “coalición democrática” es inevitable”
[2] La tercera versión dice: “un gobierno de coalición socialdemócrata - comunista”
[3] En lugar del texto en cursiva, que figura anteriormente, la tercera versión enmendada dice lo siguiente: los comunistas también están preparados para trabajar junto a los trabajadores que aún no han reconocido la necesidad de la dictadura del proletariado. Por lo tanto, los comunistas están dispuestos, en determinadas condiciones y con ciertas garantías, a apoyar a un gobierno obrero no comunista. Sin embargo, los comunistas todavía declaran abiertamente que el gobierno de los trabajadores no puede triunfar ni mantenerse a sí mismo sin una lucha revolucionaria en contra de la burguesía. Los dos primeros tipos de gobiernos de los trabajadores (los gobiernos de trabajadores y campesinos, y los socialdemócratas - comunistas) no están a la altura de representar a la dictadura del proletariado, pero siguen siendo un punto de partida importante para la conquista de esa dictadura. La dictadura del proletariado sólo puede ser un gobierno genuino de los trabajadores si consta de comunistas. La versión alternativa publicada en la colección de resoluciones del Congreso carece de los encabezados “ilusorio” y “gobiernos genuinos de los trabajadores”. Allí se reordena el material y se incluye el siguiente pasaje, que no se encuentra en ninguno de los otros dos textos publicados: los dos primeros tipos no son gobiernos revolucionarios de los trabajadores, sino regímenes encubiertos de coalición entre la burguesía y los dirigentes de trabajadores contrarrevolucionarios. Dichos “gobiernos de los trabajadores” son tolerados por la burguesía en momentos críticos, con el fin de engañar al proletariado acerca del verdadero carácter de clase del estado, o a través de la ayuda de dirigentes corruptos, para repeler el asalto revolucionario del proletariado y ganar tiempo. Los comunistas no deben participar en ese tipo de gobiernos. Por el contrario, deben exponer obstinadamente el verdadero carácter del falso gobierno de los trabajadores. Sin embargo, objetivamente, en el período actual del declive capitalista, en el que la tarea más importante es ganar a la mayoría del proletariado para lograr la revolución proletaria, estos gobiernos pueden ayudar a acelerar el proceso de descomposición del poder burgués. (Internacional Comunista, 1923, p. 17)