Filipinas: la epifanía presidencial de Rodrigo Duterte y la tormenta que se avecina

[Original articles published in English on Links International Journal of Socialist Renewal] May 9, 2016 – Traduido para Sin Permiso por Enrique García – El aumento espectacular de las expectativas de Rodrigo Duterte (foto), alcalde de la sureña ciudad de Davao, que ahora lidera las encuestas cara a las elecciones presidenciales del 9 de mayo en Filipinas, ha sacudido el panorama político del país. Su campaña desde fuera del sistema, al hablar de la necesidad de una "revolución Duterte" contra el fraude electoral, que se prepara para evitar su elección, ha galvanizado gran parte del descontento existente con la clase política.

El fenómeno Duterte y que hacer frente a él

Por Sonny Melencio, presidente del Partido Lakas ng Masa (PLM) de Filipinas Este artículo tiene como objetivo examinar el fenómeno de la campaña presidencial de Rodrigo Duterte, especialmente su llamamiento a una "revolución Duterte" contra el fraude electoral masivo que está preparando el partido de gobierno el 9 de mayo Hay que hacer campaña contra el fraude electoral de la administración del Partido Liberal y unirse a las protestas. Es posible coincidir con los partidarios de Duterte contra el fraude electoral, sin confundirse con ellos. Al mismo tiempo se pueden recoger firmas que no implican apoyar su campaña presidencial, sino la necesidad de un gobierno de las masas para reemplazar el actual sistema corrompido de gobierno. En el artículo se describen algunos de los escenarios que la izquierda y las fuerzas progresistas tienen que prepararse para afrontar durante la posible erupción de las protestas el día de las elecciones y después de ellas. Nos guste o no, Rodrigo Duterte ha liderado las sucesivas encuestas presidenciales. La última encuesta no encargada en el marco del "Pulso ng Bayan", da a Duterte una ventaja de 35% respecto a las cifras muy distantes de 23%, 17% y 16% para Grace Poe, Mar Roxas y Jojo Binay, respectivamente. Duterte lidera la intención de voto en todas las clases socioeconómicas: 43% de las clases ABC (clases alta y media), 32% en la clase D (pobres) y el 40% en la clase E (más pobre). Además de las encuestas que se pueden manipular, la demostración del auge de Duterte en la campaña es el creciente número de masas espontáneas que que acuden a sus actos. No sólo en Mindanao y Visayas, sino también en Luzón y Metro Manila. En Alabang, un enclave de clase media y alta, miles esperaron para escuchar su discurso. En Hong Kong y en muchos otros lugares con emigración filipina, los mítines se desbordaron incluso sin la presencia de Duterte. ¿Cómo explicar este fenómeno? En primer lugar, se trata de una clara señal de que la gente está harta del viejo régimen trapo (caciquil) y oligárquico, que han dominado desde hace mucho tiempo el gobierno tras el derrocamiento de Marcos en 1986. Ha habido un creciente desencanto con los sucesivos regímenes, que muchos consideran peores que el anterior. En particular, representa la frustración y el disgusto que sienten las masas bajo la dirección de las "fuerzas amarillas," de Cory Aquino y su hijo Noynoy. Su objetivo ahora es el presidente Noynoy Aquino y el puñado de inútiles que forman su gobierno. En las elecciones se manifiesta en que el candidato del Partido Liberal Mar Roxas siempre queda detrás en las encuestas. El auge de Duterte en la campaña es una muestra del rechazo de las masas, incluso de la clase media, de los dirigentes amarillos y las fuerzas gubernamentales. Hay una reacción negativa en el rechazo a las fuerzas amarillas. Para algunos, significa apoyar a Bongbong Marcos como vicepresidente. Aunque ambos están considerados "hombres fuertes", la diferencia entre los dos es que Bongbong, que fue parte integral de la dictadura de Marcos, todavía provoca éxtasis sobre los llamados años dorados de la ley marcial y ha participado activamente en el bloqueo de todos los esfuerzos para recuperar el botín de riqueza que han robado al pueblo. En comparación con el débil, incompetente y sin agallas gobierno Aquino y la anterior administración amarilla, Duterte ha fomentado una imagen de líder consistente. Este es el tipo de presidente que las masas quieren tener - no un personaje desorientado y sin coraje, en el que no se puede confiar para resolver los problemas de la gente, desde la corrupción a la congestión del tráfico y la criminalidad. El empeoramiento criminalidad en el país, que es un tema central en la campaña de Duterte, llega al corazón de las personas, desde los más ricos a los más pobres, y de los trabajadores de los call center a los emigrantes filipinos y sus familias, víctimas de adicción a las drogas, el robo, la violación y otros delitos atroces en el país. La gente ha perdido hace mucho tiempo su confianza en el gobierno para generar puestos de trabajo o proteger a sus vidas. Para los que trabajan duramente en el extranjero, sólo para mantener a sus familias, es muy trágico saber que los frutos de su trabajo pueden ser fácilmente robados, y que las familias que dejaron atrás pueden ser víctimas de crímenes que el gobierno no tiene capacidad de perseguir. Esa es la razón de porque buscan un "líder fuerte" que gobierna con mano de hierro y que pueda perseguir de manera efectiva a sindicatos de la droga y a los criminales, como Duterte ha hecho en la ciudad de Davao. ¿A quién representa el alcalde Duterte? Es importante entender que el alcalde también viene de una facción de la clase dominante en las Filipinas. La facción principal está representada por la vieja oligarquía de Manila y Luzón. Duterte, como Erap, parece estar fuera de la oligarquía tradicional o la clase dominante del país. Los Dutertes son un clan político en Mindanao. Su padre era alcalde de Danao, Cebu que emigró a Mindanao y se convirtió en gobernador de Davao. Su madre era una Roa, un clan político que gobernó Leyte durante mucho tiempo. El primo de Duterte fue alcalde de la ciudad de Cebú de 1983 a 1986, una posición que también ostentó el padre de su primo en 1957-1959. Los Dutertes también están relacionados con los clanes políticos de Almendras y Durano en Cebu. La oligarquía que han gobernado durante mucho tiempo las Filipinas se originó a partir de Luzón o en Metro Manila. El lema de la campaña de Duterte es "Llega el cambio" que proyecta una "cara nueva", alguien de fuera del sistema dispuesto a dar la batalla contra la élite gobernante en la "Manila imperial". La “Manila imperial” es un término que los políticos locales usan para denotar que los trapos en Luzón y Metro Manila quieren imponer sus intereses y dictar las condiciones de los equilibrios de poder y el reparto de los recursos del gobierno. Duterte, por el contrario, representa a los políticos locales y a los caciques que durante mucho tiempo han resistido el dominio de la Manila imperial. Incluso se han unido para presionar por un sistema de federal en el país, en el que los trapos locales tengan "igualdad de oportunidades" con los trapos de Luzón y Metro Manila. Desde el punto de vista de los trapos locales, sería más democrático a la hora de repartir el botín y no dejarlo en manos de las facciones que están más cerca del palacio de Malacañang. No es de extrañar, por tanto, que las campañas de Duterte en las zonas fuera de la Manila imperial siempre reciban el apoyo entusiasta de los políticos locales. Los temas que Duterte siempre destaca en su discurso, pero que los medios de comunicación han abandonado, son el tema del federalismo y el problema de la guerra en Mindanao. Siempre menciona en su discurso que la guerra en Mindanao, que no ha sido resuelta por los gobiernos sucesivos, se extenderá a todo el país, incluyendo Metro Manila, sino se aborda con medidas efectivas. La gente ha sufrido esta amenaza desde hace mucho tiempo: las bombas periódicas en las estaciones de autobuses, LRTs, centros comerciales, mercados públicos y edificios gubernamentales en varias ciudades fuera de Mindanao, que se han incrustado en la psique de la gente. Qué hacer frente al fenómeno Duterte No creo que la izquierda pueda apoyar a ningún candidato en estas elecciones. Todos los candidatos presidenciales apoyan el corrupto sistema de gobierno en el país, y no tenemos ninguna ilusión de que cualquiera de ellos nos puede liberar de la pobreza, la explotación y el abuso. Sin embargo, existe el fenómeno Duterte que tenemos que entender y tomar una posición con el objetivo de intervenir en las luchas que se avecinan. El tema central en el fenómeno Duterte es el creciente apoyo de las masas a la candidatura de Duterte. Incluso muchos candidatos locales de la izquierda están alentando a Duterte en estas elecciones. También hay que aclarar que las referencias de Duterte al socialismo en su discurso son pretenciosas. Duterte intenta ser populista, es decir, utiliza palabras que se adapten a su audiencia. A lo sumo, el contenido máximo del programa y la ideología de Duterte sigue siendo el reformismo burgués, aunque incluso eso se ve ensombrecido por las constantes amenazas de recurrir a métodos fascistas de gobierno con el fin de llevar a cabo sus promesas. Sin embargo, sabemos que las masas tienen fuertes ilusiones en Duterte como su salvador del apocalipsis amarillo. La base material de esta ilusión proviene de su experiencia concreta y directa de extrema pobreza, la explotación y el abuso bajo la administración amarilla. Así que, a pesar de que la izquierda sabe que las masas están en el camino equivocado, que están albergando ilusiones de un líder fuerte que pueda librarlas de la perdición, no podemos abandonarlas. Tenemos que estar con ellos para explicar y demostrar en la práctica la falacia de las ilusiones en Duterte. ¿Cómo lo hacemos? Necesitamos explicar el carácter de clase del gobierno y de los partidos de gobierno y lo que "Tuwid na Daan" representa realmente, es decir, un programa neoliberal para apuntalar y servir a los intereses de la clase dominante. Lo necesitamos para analizar el carácter de clase de Duterte y el programa e ideología que representa. Lo más importante, lo necesitamos para entender que la solución a sus problemas no puede venir de un hombre fuerte, sino de confiar en sus propias fuerzas y acciones. Cada vez que Duterte suelta de un aluvión de declaraciones en contra de las mujeres, los LGBT, los trabajadores y otros sectores de la sociedad - como los "chistes sobre las violaciones" y la propagación de puntos de vista reaccionarios en sus intervenciones - debemos rechazarlas incondicionalmente. Es una campaña presidencial, por lo que no se deben permitir declaraciones despectivas sobre cuestiones y temas por los que hemos luchado tanto. Esta es también una de las razones por las que no podemos apoyar a Duterte como presidente. También hay que aclarar que el mayor riesgo de que Duterte se convierta en presidente es su amenaza de utilizar una mano de hierro contra la oposición. Aunque sólo se refiere a la guerra contra las drogas y la corrupción, el método incluye graves violaciones de los derechos humanos, incluidos los derechos de las mujeres y los niños, que también fueron víctimas de las campañas anti-drogas de Duterte en la ciudad de Davao. Pero también hay que decir que nuestra condena a la amenaza de un régimen fascista bajo Duterte no se basa en la interpretación unilateral, y burguesa del "estado de derecho", que favorece sólo a las clases y fuerzas dominantes (que son las que hacen las leyes). El espíritu de la democracia no es su "estado de derecho", sino el gobierno de la mayoría de la sociedad, de los explotados y los oprimidos. Sólo a través del gobierno de la mayoría podremos tener leyes que realmente puedan proteger y promover los intereses de las masas. ¿Juan Perón en las Filipinas? Una de las características del fenómeno Duterte es la coalición de fuerzas de derecha e izquierda que lo apoyan. Entre las fuerzas de derecha se incluyen grupos ultraderechista cuya agenda principal es la restauración de los Marcos y volver a imponer la ley marcial para "acabar con los criminales y disciplinar a la gente." Están pidiendo a gritos que Bongbong Marcos sea el vicepresidente y, en última instancia, convertirlo en presidente. El CPP-NPA-NDF (el viejo partido maoista de Jose María Sison y sus frentes militar y electoral) ha sido durante mucho tiempo un aliado de Duterte, como él mismo Sison ha admitido en varias declaraciones. En las actuales elecciones, Duterte es apoyado por las organizaciones y fuerzas asociadas con el CPP. También es cierto que bajo el largo reinado de Duterte en Davao, apoyó al NPA y el NPA le respaldó en muchas cuestiones. Esta situación no es diferente a las coaliciones que los políticos en otras provincias han establecido con el NPA (por ejemplo, los Dys de Isabela, los Yaps de Escalante, etc.) para mantenerse en el poder. Esta coalición de izquierda y derecha en apoyo a un político concreto recuerda al ex presidente de Argentina, Juan Perón, que sirvió tres términos después de la Segunda Guerra Mundial hasta 1973. Perón, se convirtió en un presidente popular, en un hombre fuerte, que consiguió el apoyo de las clases medias y los trabajadores, de la izquierda y la derecha, durante su reinado en la Argentina. Perón formó una alianza con el sindicato CGT y grupos y movimientos socialistas. Apoyó a los sindicatos y sus reivindicaciones salariales. En los primeros años de su presidencia (1946-1952), puso en marcha un amplio programa de bienestar social para los sindicatos. También impulsó políticas nacionalistas, como la nacionalización del banco central, los ferrocarriles, los servicios públicos, y la exportación de productos agrícolas. Asimismo adoptó una postura independiente en la política de la Guerra Fría de la época, y estableció relaciones con la URSS y Cuba. Sin embargo, cuando se enfrentó a la grave crisis de finales de 1940, con un creciente movimiento de huelga, atacó a la CGT y los sindicatos. Reemplazó a los dirigentes de la CGT con sus propios partidarios, y encarceló a todos los que osaron resistir. Perón construyó su dictadura y recurrió a un régimen de mano de hierro. Detuvo y torturó a los dirigentes obreros que estaban en la oposición, y cerró los periódicos de la oposición. Los dos grupos principales que apoyaron a Perón - la clase media y los sindicatos - ambos sufrieron los ataques fascistas de Perón. En el segundo mandato presidencial de Perón, en 1952-1955, la alianza quedó reducida a los generales del ejército y las fuerzas de la extrema derecha. Pero fue depuesto por un golpe de Estado en 1955 y expulsado del país. Volvió a la Argentina en 1973 y fue elegido presidente ese mismo año, aunque murió antes de que pudiera terminar su primer año en el cargo. En el tercer y último mandato de Perón como presidente, se intensificó la represión contra la CGT, y organizó grupos para-militares como la Triple A de la mano de su asesor fascista, José López Rega. Estos escuadrones de la muerte operaron no sólo contra la izquierda, sino también contra la oposición moderada. Varios grupos de izquierda pasaron a la clandestinidad y lanzaron la lucha guerrillera contra el gobierno. No estamos equiparando a Duterte con Perón, porque las circunstancias y los contextos históricos son diferentes. Estamos investigando el fenómeno de la coalición de fuerzas de derecha y de izquierda, que es también un fenómeno en la coalición que apoya a Duterte. Pero incluso Perón, que comenzó con un programa que era claramente favorable a los trabajadores y las fuerzas pro-Izquierda, recuperó su carácter y posiciones de clase después de unos años de gobierno. Recurrió a un régimen fascista y de derechas tras el fracaso de su administración a la hora de resolver la crisis y frenar la ola de luchas de masas en Argentina. Por lo tanto, el peligro que amenaza a las masas si Duterte llega a la presidencía ya se vislumbra en el horizonte. El peligro proviene también del carácter de clase de Duterte: un señor de la guerra provincial clásicó, que es su propio rey, y que se inclina a derecha o izquierda según le convenga. Sin embargo, como presidente, le rodearán fuerzas más poderosas. Si es grande la ilusión de las masas en Duterte, también lo serán sus expectativas y van a presionar por un cambio real bajo su gobierno. Es muy probable que Duterte se vuelva contra ellos, ya que los generales, los trapos locales y los señores de la guerra que lo apoyan no permitirán que Duterte aplique un programa a favor de la izquierda. Los grupos armados de la izquierda no pueden neutralizar inmediatamente las fuerzas del ejercito y la policía que presionarán a Duterte para que gire a la derecha. Estos son los peligros que marcarán lo que podría ser un corto período presidencial de Duterte si alguna vez llega a asumir el poder ejecutivo. La alianza contra el gobierno y la posición de la izquierda Sin embargo, Duterte no es el principal enemigo de las masas en la actualidad. Es la banda de fuerzas amarillas dominantes en el gobierno y que amenazan con manipular nuestros votos en las elecciones del 9 de mayo La presidencia de Duterte se convertirá en la principal amenaza si Duterte se convierte en presidente. El 9 de mayo, el escenario electoral no augura una victoria fácil de Duterte. El escenario que se rumorea es que el caballo de la administración - Mar Roxas (aunque otros dicen que Gracia Poe es el "caballo oculto" de la administración de Noynoy Aquino) - hará un último esfuerzo definitivo en la jornada electoral. La oleada de votos para Roxas seguramente hará que hierva la sangre de las fuerzas que apoyan a Duterte. El 9 de mayo, lo que está en juego y lo que se necesita es la formación de la oposición más amplia contra el fraude electoral. Duterte es el único candidato presidencial que está en este momento llamando a sus seguidores a preparar protestas contra el fraude electoral. La protesta se iniciará el 7 de mayo, con un llamamiento a sus fuerzas a ocupar Luneta, no sólo para mostrar su apoyo a Duterte sino como un aviso a la administración amarilla de lo que aguarda si se produce el anunciado fraude electoral. Sin confundirse con los partidarios de Duterte, podemos marchar lado a lado con ellos y conjuntamente llevar a cabo otras formas de acción directa de masas, contra el fraude electoral perpetrado por el gobierno y el Partido Liberal en el poder. Hay que prepararse para esto. Asegurarse de que el viento del cambio no se agotará con las celebraciones del gobierno y del Partido Liberal en el poder, sino que dará lugar a un estallido de protestas en las calles. Las protestas que se producirán en los lugares de votación pueden ser la chispa que conducirá a una conflagración nacional. En el recrudecimiento de las protestas, el objetivo de la izquierda no debe ser meramente instalar a Duterte o a los candidatos afectados por el fraude en los puestos. No apoyamos una presidencia de Duterte; estamos en contra del fraude electoral. Debemos explicar una y otra vez la responsabilidad de la administración amarilla en el fraude electoral y defender los derechos democráticos y electorales de las masas, violados y pisoteados por el fraude masivo en la jornada electoral. Podemos hacer un llamamiento a que se declaren inválidas las elecciones y denunciar el fracaso del gobierno y sus instituciones a la hora de garantizar su limpieza. El remedio no puede ser su repetición bajo la misma Comisión Electoral que ha permitido e instigado el fraude. Debemos denunciar y cambiar todas las instituciones que esten involucradas en el fraude y el fracaso de las elecciones. Y la única institución que puede volver a ganar la confianza de las masas para unas nuevas elecciones es el Congreso del Pueblo. No el Tribunal Electoral del Senado, el Comelec, y todas las otras instituciones gubernamentales involucradas o implicadas en el fraude. Debemos llamar a un Congreso compuesto por representantes genuinos de las organizaciones populares en las diferentes regiones y provincias del país, un Congreso que pueda planificar los cambios y las políticas adecuadas y preparar unas elecciones democráticas auténticas. Esta es la única manera que podemos garantizar que se hace justicia tras el probable colapso del proceso electoral. El 9 de mayo, una tormenta se avecina. Hay que prepararse para superar la tormenta y dirigirla en la dirección que barra los obstáculos que se interponen a los cambios reales que desea el pueblo.

La mayor amenaza para la democracia es que se está utilizando el miedo a una victoria Duterte para justificar el fraude en las elecciones

Por Walden Bello Como muchos defensores de los derechos humanos, estoy muy preocupado por la perspectiva de una presidencia Duterte, y he expresado varias veces mi fuerte rechazo a las posiciones del Alcalde Rodrigo Duterte sobre los trabajadores, las mujeres y la política exterior. Pero en este momento, estoy más preocupado por la creciente opinión de que el proceso democrático ha escapado a todo control y que puede llevar al poder a alguien que no comparte valores que se consideran universales. Cada vez hay más referencias al hecho de que Hitler llegó al poder a través de las elecciones en 1933. Cada vez hay más comparaciones del movimiento Duterte a la presidencia con los movimientos fascistas del pasado. Puede que sea así, pero esos son los riesgos de una democracia. Probablemente por primera vez en nuestro país, un gran número de personas tienen previsto utilizar las urnas como un mecanismo de protesta. Es evidente que están hartos de la hipocresía y de la doble moral de Daang Matuwid (la coalición oficialista), y esa es una de las razones por las que se van con Duterte. Rompí con el gobierno de Aquino y renuncié a mi escaño en el Congreso en marzo de 2015 porque sentía que la doble moral de la administración respecto a la corrupción había erosionando no sólo la credibilidad de Daang Matuwid sino también el rechazo y la desconfianza de la gente a la política. Moralismo e hipocresía son siempre una combinación mortal. Cuando se añade la ineptitud administrativa a la mezcla, se convierte en un verdadero brebaje de brujas que envenena el proceso político. Sabía que muchos compartían mis preocupaciones, pero pensé que habían hecho suyo el cinismo, y solo esperaban que el proceso democrático oligárquico produjese más del mismo desastre incorregible. Ahora alguien ha catalizado todo ese cinismo, ira y repugnancia que estaban debajo de la superficie y los ha convertido en una revuelta electoral. Lo que en realidad defiende Duterte está oculto por lo que la gente quiere que sea: el portavoz de sus miedos y esperanzas y la espada que aplique las medidas radicales que consideran imprescindibles para contener la podredumbre del sistema. Los votantes de Duterte pueden confundirse en su opción de candidato, pero la democracia consiste en eso: en dejar que la gente escoja a quién quiera, incluso si se equivoca. ¿Es Duterte la mayor amenaza para nuestra democracia? Si, es una amenaza, pero el mayor peligro en este momento es que, manipulando los temores de muchas personas de una presidencia Duterte, la maquinaria del Partido Liberal, que es sin dudas la más formidable del país, este preparando un gigantesco fraude electoral. La perspectiva de una victoria Duterte está siendo utilizada para convencer a la gente que tolere la manipulación del proceso electoral. ¿Paranoia? De ninguna manera. Varios responsables del Partido Liberal han admitido que el Secretario Butch Abad se ha paseado repartiendo "bala" (los generosos sobres del gobierno) a las autoridades locales para asegurar una victoria de Roxas. Aquí, en la provincia donde estoy haciendo campaña, las fuentes no partidarios han expresado su consternación de que se está repartiendo a los alcaldes P5,000 a cada uno de dinero público y otros miles más vía subvenciones de última hora de fondos de el programa "Presupuestos de abajo a arriba" (BUB) para asegurar que sus votos son para Roxas. En Pampanga, la gobernadora (y financiadora) del Partido Liberal Lilia Pineda, también conocida como la reina jueteng, ha desembolsado grandes cantidades a los funcionarios locales dudosos para asegurarse su apoyo al PL. Aquino, Abad, Pineda y toda la banda de Daang Matuwid serían imputados judicialmente en caso de que el candidato oficialista perdiese ante cualquiera de los candidatos rivales, por lo que tienen sus propias sórdidas razones para tratar de subvertir la voluntad del pueblo. No se debe permitir que esto ocurra. Este esfuerzo para que Roxas sea presidente a toda costa, no sólo puede dañar gravemente la democracia. Será profundamente desestabilizador, produciendo un gobierno con muy poca legitimidad. Por otra parte, como una figura política me dijo: "Se corre el riesgo de romper el país, y que Mindanao acabe yendo por su lado". Una presidencia Duterte puede ser una gran amenaza para nuestros valores, pero rechacemos a quienes difunden la idea de que es necesario subvertir el proceso democrático para salvar la democracia. La democracia no siempre puede producir los mejores resultados. A veces ni siquiera puede dar buenos resultados. Pero frustrar la voluntad del pueblo mediante el secuestro de las elecciones, sin duda produciría los peores resultados. No estoy de acuerdo con el enfoque del Alcalde Duterte a los problemas. Temo la amenaza que una presidencia Duterte pueda plantear a valores muy queridos. Pero crucemos ese puente cuando lleguemos a él. Por ahora, vamos a centrarnos en la amenaza más inmediata para nuestra democracia: su subversión a manos de una poderosa maquinaria decidida a aferrarse al poder a toda costa. Bello es uno de los referentes intelectuales de la izquierda filipina, se presenta como candidato a senador por la izquierda amplia en las elecciones de mayo de 2016.