Escocia: el 45% votó a favor de la independencia a pesar de la campaña del miedo

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Por Alister Black, Glasgow

21/09/ 2014 – Sinpermiso – Después de dos años de campaña, referéndum de independencia de Escocia ha terminado. La victoria ha sido para el NO, para quienes se oponen a la independencia, con un respaldo del 55% en comparación al 45% que apoyó un SI a la independencia.

El referéndum registró un nivel sin precedentes de participación y debate en toda Escocia. Esto se reflejó en la enorme participación sin precedentes del 84,59%, que invierte la tendencia de las últimas décadas de un declive de la participación electoral. Algunas zonas rurales han tenido un 100% de participación.

Los activistas independentistas, especialmente de la Campaña Radical por la Independencia, registraron en el censo electoral a miles de personas, en especial en las comunidades más pobres y marginadas de Escocia, en las que mucha gente había dejado de registrarse y votar desde la campaña contra la contribución urbana (poll tax).

Hemos hablado con muchas personas que nunca habían votado y que necesitaban que se les explicase como se hacía. Estas comunidades marginadas han recuperado sus derechos políticos gracias al referéndum.

Los pobres votaron Sí

"Las cuatro distritos más pobres y desfavorecidos de Escocia fueron los únicos (de los 32) que votaron Sí: Glasgow, Dundee, West Dunbartonshire y North Lanarkshire" señaló Frances Curran, ex diputado del Parlamento de Escocia por el Partido Socialista Escocés (SSP). "Eso lo dice todo sobre este referéndum".

Las comunidades de estos distritos han sido las más afectadas por la austeridad y los recortes del gasto social por los Tory (Conservadores). Miles de personas dependen de los bancos de alimentos para sobrevivir.

Circulan historias de familias que abren latas de frijoles en el acto y se los comen fríos, con las manos, del hambre que tienen. La policía informa de una oleada de robos en las casas, para robar comida. Algunas áreas de Glasgow tienen una esperanza media de vida de 58 años de edad para los varones, inferior al África subsahariana.

La "Unión de las Coronas" no ha dado nada a estas comunidades, solo desindustrialización, paro, pobreza y desesperación.

En algunas áreas, como Craigmillar en Edimburgo, los votantes organizaron marchas a primera hora de la mañana para ir a votar. Madres y padres con cochecitos de niños y ancianos en sillas de ruedas que eran empujados fueron a votar con pancartas y gaiteros.

Esto refleja el surgimiento, especialmente en las últimas semanas de la campaña, de un movimiento dinámico y radical de masas que movilizó a las comunidades en toda Escocia para tratar de ganar el Sí.

La gran ventaja de la campaña del Sí fue que dejó de estar dirigida por los políticos y los hombres de traje gris y se convirtió en un movimiento popular en torno a las ideas progresistas y democráticas.

Los jóvenes fueron la vanguardia de este movimiento social, poniendo en cuestión cada vez más y debatiendo que clase de sociedad queremos ser.

Las reivindicaciones de las bases no procedían del manifiesto del conservador Partido Nacionalista Escocés (SNP), no se centraban en cuestiones históricas o étnicas. Su objetivo era la justicia social y la igualdad. Para que no hagan falta una beneficencia sanitaria de misericordia ni los bancos de alimentación. Por la paz y el desguace de los misiles nucleares Trident.

La mayoría no tenía ninguna experiencia política previa, pero se integró en la campaña a través de su grupo comunitario local por el Si, coaliciones como Campaña Radical por la Independencia o grupos como Mujeres por la Independencia o el Colectivo Nacional de Artistas.

Un trauma para la casta

Este movimiento dio al establishment, los políticos y la City de Londres el susto de sus vidas, quedando a pocos puntos de la victoria.

El Estado británico utilizó todo lo que tenía a mano en la lucha. El Partido Laborista dirigió la campaña "Mejor Juntos" y compartió plataformas por el No con los líderes conservadores. El Laborismo se ha infligido una herida seria y se ha marginado de una nueva generación de jóvenes políticamente conscientes. Su consigna final en la puerta de los colegios electorales era "no vale la pena el riesgo".

En un alarde de "conmoción y pavor", el primer ministro conservador David Cameron llamó a por teléfono a todos sus viejos amigos de colegio que hoy ocupan los consejos de los bancos y pidió ayuda de los supermercados y las compañías petroleras. Les faltó tiempo para anunciar fugas de capitales y escalada de los precios en caso de victoria del Si.

Muchos de ellos fueron rápidamente desacreditados, pero los medios de comunicación, que abrumadoramente apoyaron No, dieron pábulo y una gran difusión a sus amenazas.

Entre todos los medios destacó la BBC, la emisora pública supuestamente imparcial. Algunos informes de la BBC fueron increíblemente sesgados. Aunque la campaña por el Sí utilizó los medios sociales brillantemente para contrarrestar este ataque, hizo daño.

Hubo amenazas interminables de que Escocia sería expulsada de la UE y que no podría seguir usando la libra como moneda, quedándose sin acceso a la financiación de los mercados internacionales.

Ante semejante avalancha de ataques, los resultados del Sí son asombrosamente buenos. Los partidarios del Si ganaron abrumadoramente la campaña a pie de tierra en los últimos días, literalmente, tomando las calles de las grandes ciudades todas las noches con mítines de masas espontáneos y manifestaciones.

Nueva debate constitucional

Ahora nos enfrentamos a un nuevo debate constitucional, porque a Escocia se le han prometido nuevas transferencias de competencias del Parlamento británico de Westminster y la posibilidad de un nuevo pacto constitucional para el Reino Unido. Sin embargo, tanto David Cameron como el líder laborista Ed Miliband comienzan a desdecirse de su "promesa" de dar mayores competencias a Escocia. Los conservadores, sin duda, van a tratar de utilizar a su favor estas contradicciones para apaciguar a su ala derecha y a los "pequeños ingleses" de extrema derecha.

El SNP ha sufrido la renuncia de su popular primer ministro de Escocia, Alex Salmond. El SNP ha demostrado ser una organización fuerte, con un amplio apoyo. Es probable que ahora sea dirigido por su capaz líder adjunto Nicola Sturgeon, que jugó un papel crucial en la campaña.

La izquierda, sin embargo, puede fortalecerse en el próximo período si reaccionar estratégicamente y gira hacia el movimiento social que surgió en la campaña.

La plataforma socialdemócrata "Common Weal", que obtuvo el apoyo de muchos intelectuales y celebridades, así como activistas de base, puede intentar construir una nueva fuerza política. La Campaña Radical por la Independencia y el SSP también han salido de la campaña con más apoyo, de igual manera que los Verdes escoceses y muchos activistas estarán dispuestos a mantener el nivel de unidad alcanzado durante la campaña.

Frente al asalto del establishment y después de 25 años de escuchar que la lucha contra la pobreza y la desigualdad era un sueño y que no podía haber ninguna alternativa al consenso neoliberal, el 45% de los escoceses votó Sí. Este es un gran logro y mayor aún ha sido la construcción de un movimiento social de masas. Si sabemos aprovechar ese movimiento para construir una nueva fuerza política en la sociedad escocesa, a pesar de la derrota en el referéndum, podremos reagruparnos y agitar las aguas de la vida política.

[Alister Black es militante del Partido Socialista Escocés (SSP), activista de la Campaña radical por la Independencia, una coalición de izquierdas dentro del Movimiento por el Si Escocia. Es director del la revista Frontline. Traducción para www.sinpermiso.es: Enrique García. Sinpermiso electrónico se ofrece semanalmente de forma gratuita. No recibe ningún tipo de subvención pública ni privada, y su existencia sólo es posible gracias al trabajo voluntario de sus colaboradores y a las donaciones altruistas de sus lectores.]

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