El estado de la izquierda y los movimientos sociales en Rusia

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Por Boris Kagarlitsky

21/04/2013 – Sinpermiso – En Rusia, las dos primeras semanas de enero suelen ser una época en la que nada ocurre. Los integrantes de los estratos más adinerados, los burócratas, los políticos y la burguesía abandonan el país con el fin de pasar sus vacaciones en el extranjero, distribuyéndose por los diversos lugares vacacionales según sus medios, gustos y vanidad. Sus destinos abarcan desde hoteles relativamente baratos en Egipto hasta estaciones de esquí en Francia, Austria o Suiza.

Aquellos que no pueden permitirse tales lujos simplemente beben y liberan su estrés ante el televisor, en sus dachas en el campo o en la sauna.

En las últimas dos décadas y media, las únicas excepciones a este proceder han sido las protestas masivas de enero del 2005 vinculadas con la "monetización de los beneficios" (el nombre proviene de la abolición de la libre circulación y de los distintos "privilegios" concedidos a los pensionistas que tomaron parte en la limpieza de la contaminación producida por el desastre nuclear de Chernóbil y a otras categorías de ciudadanos).

Enero del 2013 no ha sido distinto, pese a que las "reformas" llevadas a cabo por el gobierno desde primeros de mes no han tenido un alcance menor y sí, quizás, han resultado más peligrosas en cuanto a sus consecuencias. Se ha iniciado una comercialización de todos los aspectos de la "esfera pública" (seguridad social, educación, cultura, etc.). Mientras tanto, las reformas del mercado han comportado un aumento dramático de los precios del transporte ferroviario y, en general, de todos los servicios públicos. El gobierno, no obstante, ha aprendido de la experiencia del 2005 y la población ha sufrido las consecuencias de las diversas reformas de forma desigual y a tiempos distintos. Varios grupos han experimentado la magnitud de estos sucesos a ritmos distintos y algunos aún no han experimentado impacto alguno.

Protestas locales

Como resultado, el panorama en enero era una verdadera mezcolanza de protestas locales de las cuales la mayoría apuntaba a problemas muy específicos. Algunas de estas protestas tenían como origen temas de particular importancia a nivel local (demolición de garajes, cancelación de servicios de transporte público interurbano, etc.). Sin embargo, muchas de las protestas locales han abordado problemáticas demasiado específicas (cierres de hospitales o escuelas, aumentos en los precios del transporte o de otros servicios públicos, problemas con el medio ambiente en la construcción, retrasos en los pagos de salarios, etc.) que reflejan la tendencia general en el desarrollo de la economía y la esfera pública. Durante enero y febrero se vieron protestas de este tipo en muchos barrios de todas las regiones de la federación.

En Moscú y San Petersburgo las fuerzas de oposición organizaron diversas acciones de protesta que tuvieron eco en las provincias. La decisión de la Duma Estatal de responder a la "Ley Magnitsky" estadounidense prohibiendo la adopción de huérfanos rusos por ciudadanos de Estados Unidos inspiró una "Marcha Anti-Escoria" en Moscú el 13 de enero. Teniendo en cuenta el "factor estacional", la protesta en la capital resultó inesperadamente concurrida (los distintos recuentos estimaron entre 10.000 y 40.000 personas, siendo las cifras proporcionadas por parte de los participantes mucho mayores que las oficiales). En San Petersburgo, sólo unas mil personas tomaron parte en la manifestación, y en Yaroslavl, Rostov del Don, Kaliningrado, Ekaterimburgo, Magnitogorsk, Barnaúl, Tomsk, Omsk y Jabárovsk las acciones tuvieron poca resonancia.

El 19 de enero hubo manifestaciones anti-fascistas, marchas y piquetes "en memoria de Stas y Nastya" por el aniversario de los asesinatos del defensor de los derechos humanos Stanislav Markelov y la periodista Anastasiya Baburova. Las protestas tuvieron lugar en Moscú, San Petersburgo, Nizhni Nóvgorod, Tiumén y Syktyvkar, donde también hubo piquetes.

Varios grupos liberales celebraron el 31 de enero las tradicionales protestas en defensa del Artículo 31 de la constitución en Moscú, Riazán, Rostov del Don, San Petersburgo, Nizhni Nóvgorod, Novosibirsk, Vladivostok y Sarátov. Las cifras de asistentes fueron discretas.

Pese a la abundante publicidad en la prensa, dichas acciones no conforman la tendencia principal en el desarrollo del conflicto social en la Rusia actual. A la sazón, no reciben ningún apoyo en forma de protestas populares masivas. No confluyen con las preocupaciones generales del pueblo y sus demandas sociales básicas apenas tienen resonancia.

Las protestas vinculadas con la derogación de la restricción de elecciones a gobernador (como las del 26 de enero en Vladikavkaz, Osetia del Norte), y con el endurecimiento de la ley de permiso de residencia (el 15 de febrero en Moscú) han sido una excepción. Éstas, no obstante, son en la actualidad escasas y están demasiado dispersas. Cobran significado sólo en un contexto de protestas sociales cada vez más frecuentes, pues simbolizan el incremento y fortalecimiento de las demandas a nivel político.

Por el momento, estas acciones políticas destacan como singularidades en medio de las protestas sociales provocadas por las medidas del gobierno en el plano social, por el aumento de los precios del transporte y de los servicios públicos y por las medidas para "optimizar" las instituciones de sanidad pública, educación y cultura. Éstas son las protestas que predominan en el panorama ruso actual y reflejan la tendencia principal en el desarrollo de las tensiones sociales en el país. Además están vinculadas con situaciones que afectan directamente a los intereses más inmediatos e importantes de los ciudadanos; conforman un segundo frente de protesta que, en términos de causas, contenido y participantes, difiere significativamente del primero.

Luchas en torno a la vivienda

En algunos casos, la resistencia de las bases contra la autoridad y los propietarios ha sido sumamente persistente. Durante el mes de enero, por ejemplo, los habitantes de las residencias de trabajadores en Moscú han seguido embarcados en la lucha. Esto se ha hecho patente en la situación más que tensa en torno a las residencias de la empresa Moskow Silk y la consecuente campaña de apoyo al activista de izquierdas detenido Aleksandr Zimbovsky, en una protesta contra el desahucio de personal médico y en varias protestas de los inquilinos de la antigua residencia de la empresa Red Worker. Los manifestantes trataron de encadenarse a las verjas del Departamento de Política de la Vivienda en Moscú. La lucha en torno a la residencia de Moscow Silk estuvo acompañada de enfrentamientos entre los activistas y los guardas de seguridad privados, quienes trataron de impedir el acceso al edificio. Más tarde, después de que los guardas de seguridad fueran expulsados de las inmediaciones del edificio por una fuerza combinada de activistas (principalmente anarquistas y miembros del Frente de Izquierda, junto con diversos miembros de la Organización Comunista), llegó la policía antidisturbios y realizó numerosas detenciones.

En Moscú y en la Provincia de Moscú, las protestas contra las políticas de construcción van en aumento; entre éstas se incluye una prohibición efectiva de los juicios públicos como mecanismo para que los ciudadanos expongan su visión sobre las cuestiones de infraestructura. Las protestas fueron detonadas por los planes para la construcción de una nueva carretera (el cordón Noreste) en el distrito moscovita de Khovrino, y por la deforestación ilegal de la región de Selyatinsky en la provincia de Moscú. Los pequeños empresarios se han sumado a las manifestaciones en Moscú puesto que se ha puesto en marcha en la capital una campaña contra los puestos y las casetas.

Debe tenerse en cuenta que, en conjunto, las protestas sociales y jurídicas están tomando forma gradualmente como respuesta a la legislación adoptada por las autoridades en el campo de relaciones sociales, laborales y económicas. Debe también mencionarse al respecto la huelga contra la adopción de la nueva ley para taxistas. Continuamente tienen lugar discusiones en Internet acerca de la necesidad de protestas más activas, como por ejemplo la huelga de un día llevada a cabo por los empresarios autónomos. Ya se ha propuesto una fecha para dicha manifestación: el 26 de mayo de 2013.

En San Petersburgo, las acciones más notables han sido las exitosas protestas contra el cierre del Hospital Clínico No. 31. En Vólogda, a comienzos de este año, tuvo lugar una manifestación en la que se exigía que las empresas de la industria del gas Stroyneftegaz y Dorgazstroy saldaran con sus empleados una deuda de diez meses de salario. La manifestación de los trabajadores resultó relativamente exitosa, ya que el gabinete del fiscal provincial insistió en que se presentarían cargos criminales contra los dirigentes de la empresa, y ésta comenzó a pagar los sueldos atrasados. Los conflictos sociales y laborales vinculados con el rechazo a aceptar las políticas de los nuevos dirigentes pasaron a primera fila en las reivindicaciones de distintas organizaciones tales como la empresa agrícola Velskaya o el museo y reserva natural Kizhi en Carelia.

En el primer caso, la disputa se originó a partir de una cuestión local e interna, pero en el segundo, el nombramiento de un antiguo gobernador de Carelia como director de la reserva de Kizhi enfureció a la opinión pública y provocó una indignación generalizada. Andrey Nelidov, quien había intentado transformar la reserva de interés histórico y arquitectónico en un lugar de moda para ricos, fue elegido director del museo pero tuvo que prometer que no llevaría a cabo ninguna construcción en el territorio de la isla o en la zona protegida. También resultan significativas en el campo de las relaciones laborales las protestas por parte del sector médico: el personal sanitario de Veliki Nóvgorod ha hecho varios llamamientos a la huelga y los médicos de Vólogda han perpetrado una huelga-sentada.

Trabajadores

En San Petersburgo, los trabajadores inmigrantes se han sumado a las protestas por vez primera. El 1 de febrero, los obreros de Asia Central hicieron de piquetes en las oficinas de sus empresas, reclamando el pago de dos meses de salario que no habían cobrado. Sus demandas fueron satisfechas. Distintas acciones similares tuvieron lugar en Moscú y en otras ciudades centrales. Las protestas por parte de los trabajadores inmigrantes recibieron un gran apoyo y fueron en parte organizadas por el Sindicato Nuevo, el cual pertenece a la Confederación del Trabajo en Rusia (KTR), una federación de sindicatos democráticos con tendencias de izquierda moderada (el presidente de la KTR Boris Kravchenko se encuentra entre los directores del IGSO, Instituto de la Globalización y los Movimientos Sociales).

En Astracán se ha desencadenado una campaña contra los aumentos de precios de los servicios públicos, organizada por el diputado de duma provincial Oleg Shein, quien fuera líder sindical en el pasado y todavía es hoy miembro del sindicato KTR. En la provincia de Rostov, los habitantes de la ciudad de Zverevo amenazaron con una huelga de hambre contra el aumento de los precios de la calefacción. Se organizaron encuentros entre un grupo de residentes de la ciudad y miembros del gobierno provincial y la huelga de hambre finalmente no tuvo lugar. Sin embargo la amenaza obligó a las autoridades a reconocer el problema y entablar el diálogo con los residentes, cuyas protestas habían ignorado hasta entonces.

Resulta significativo que en todos los casos mencionados las autoridades han estado dispuestas a realizar concesiones. Aunque algunas protestas no hayan conseguido una victoria absoluta, en todos los casos han obtenido compromisos que en su mayor parte han satisfecho a la población agraviada. Las autoridades temen que las protestas sociales se troquen en políticas y se están mostrando en consecuencia mucho más comedidos que en las situaciones similares ocurridas hace uno o dos años.

En los Urales han aparecido al menos tres focos de tensión. En la provincia de Sverdlovsk las protestas han sido objeto de preocupación para la Planta de Aluminio Bogoslov (BAZ) y para la Fábrica de Metal Verkhnesinyachikhinsky (VMZ). En la provincia de Cheliábinsk los servicios públicos se encuentran en un estado cada vez más catastrófico; esto se hace particularmente evidente en la región de Anayash, donde el sistema de calefacción central ha dejado de funcionar y los residentes han tenido que pagar recibos mensuales de entre 7000 y 10.000 rublos, cuando los salarios medios son de al rededor de 12.000 rublos. Situaciones como ésta han dado pie a numerosos conflictos. Existe un descontento generalizado y una gran tensión social. El año pasado, los trabajadores de BAZ y VMZ se manifestaron y llevaron a cabo huelgas de hambre. En la actualidad no están teniendo lugar acciones de protesta organizadas, pero la situación sigue siendo tensa e incluso a veces fulminante.

El acto de protesta más exótico de este año fue organizado el 2 de febrero en Ekaterimburgo por el grupo No Podemos Permanecer en Silencio. Bajo el eslogan "No pares Detroit", tuvieron lugar tres piquetes en apoyo a la ciudad de Detroit, la cual ha caído en profunda depresión.

En Siberia han tenido lugar varias protestas importantes, entre las que se incluye una manifestación en defensa del Lago Baykal, una acción en Omsk contra la construcción de un gaseoducto, un piquete contra el aumento de los precios del transporte público en Novosibirsk y un piquete por parte de los antiguos trabajadores de la empresa en bancarrota Omsk-Polimer exigiendo el pago de los salarios que se les debe desde otoño del 2012.

Además, hubo un piquete en Novosibirsk en contra de la acusación de pedofilia de que ha sido objeto el profesor N.N. Yakub, y un piquete en Omsk en protesta por el estado de las carreteras y otros problemas de infraestructura de la ciudad. En Rubtsovsk hubo protestas contra los precios cada vez mayores de las guarderías y el 9 de febrero en Novosibirsk tuvo lugar una acción en la que se exigió una "sanidad pública decente". También merecen mención las protestas de propietarios contra una posible demolición de sus garajes, así como los piquetes por las subidas de precio de la gasolina. En suma, la perspectiva de protestas en el Distrito federal de Siberia es tempestuosa.

Tensión social

En los primeros meses del 2013, en la mayor parte de las regiones de Rusia se dio un alto grado de tensión social, que encontró válvula de escape en las acciones de protesta. La diversidad de las protestas locales y la naturaleza mestiza de las fuerzas sociales y políticas involucradas no han favorecido el desarrollo de un campo de protesta unificado y dinámico. No obstante, los indicadores de dicho desarrollo, en términos de condiciones sociales, calidad de vida y estado de los derechos sociales y laborales, comienzan a hacerse visibles tanto en la situación objetiva de la región como en la actividad de protesta. Pero aunque sea posible identificar los factores objetivos responsables de la tensión social, a la sazón, resulta difícil designar un sujeto social capaz de expresar esta tensión adecuadamente y transformarla en una actividad de protesta consistente.

La lucha en torno a la política de comercialización de la sanidad pública y la cultura aún no se ha materializado en una protesta a escala nacional. En el área de la educación un elevado número de centros han organizado una resistencia, pero el nivel de actividad de protesta en el plano de la sanidad aún no puede considerarse significativo, y la determinación y capacidad organizativa de los defensores del hospital No. 31 de San Petersburgo ha sido hasta el momento más una excepción que la regla. No obstante, de todos los sectores del área social, es precisamente el de la sanidad el que ha mostrado mayor potencial para una protesta social consistente. Es aquí donde están cobrando fuerza tres tendencias de la lucha social y, cuando éstas converjan, serán capaces de establecer el punto de partida para un activismo de protesta contundente. Podemos esperar una lucha social centrada, con campañas locales dirigidas a defender una u otra institución sanitaria o a bloquear alguna decisión particular de los burócratas. Habrá protestas por parte del personal médico contra las decisiones gubernamentales que fomentan una sanidad privada, contra las normativas poco realistas impuestas por el ministerio de sanidad y contra los salarios precarios. A la postre, habrá protestas deliberadas más o menos organizadas contra los nuevos fundamentos sobre los que se está construyendo la sanidad pública.

Los primeros días de febrero han mostrado que, hasta el momento, la naturaleza atómizada y dividida de las acciones de protesta y la falta de organización y consistencia están impidiendo que la sanidad pública se vuelva el centro nodal del activismo social y de los movimientos de protesta.

Ningún levantamiento revolucionario a la vista

En términos generales, las actividades de protesta acaecidas durante los primeros meses del 2013 no destilan la promesa de un levantamiento revolucionario cercano. Sin embargo, la situación social y política en Rusia no está en absoluto apaciguada ni exenta de problemas. La forma en que las acciones políticas más simbólicas y elocuentes están arrraigadas a protestas locales más específicas resulta chocante y otorga al panorama de protestas de enero un carácter fragmentario semejante al de un mosaico. Esconde además ciertas tendencias conservadoras y antidemocráticas y encierra un aire de teatralidad. No obstante, refleja una clara expresión de verdadera y objetiva tensión social.

Pese al actual fracaso a la hora de extender las protestas a escala nacional, las luchas sociales en Rusia están incomodando a las autoridades tanto comarcales como locales. Representan para ellas un problema político ya que provocan divisiones en las instituciones burocráticas. En el nivel local de base, los funcionarios estatales comienzan a entender que las políticas neoliberales, entre las que se incluye la comercialización de todo lo social, les perjudica a ellos en primer lugar. La intensificación de ciertas acciones de protesta, con exigencias muy precisas, suscitarán una crisis a gran escala en las burocracias comarcales y locales, y obligará a los funcionarios locales a rechazar las reformas neoliberales especialmente en la esfera de lo público. Sin embargo, parece poco probable que tengan lugar levantamientos consistentes y contundentes dirigidos directamente contra las autoridades federales.

Desarrollos de la izquierda

Mientras tanto, el movimiento de izquierdas, con su objetivo de convertirse en una fuerza capaz de expresar y englobar las exigencias de todas las protestas sociales de forma política, permanece bloqueada en una crisis que resulta, por un lado, de unos líderes del Frente de Izquierda excesivamente cercanos a los liberales y, por otro, de una transformación disciplente del oficial Partido Comunista de la Federación Rusa (KPRF) en una parte más del bloque pro-Kremlin en la Duma Estatal.

La crisis del Frente de Izquierda ha conducido a la escisión de un ala del partido, con el nombre de Plataforma de Izquierda, apoyada por la mayor parte de las estructuras regionales. Tras un enfrentamiento abierto entre la Plataforma y el coordinador del Frente de la Izquierda Sergey Udaltsov, éste se vio obligado a ceder el control de la página web del Frente a sus oponentes, y su mujer Anastasiya fue destituida de su puesto como secretaria de prensa. El ideólogo de izquierdas Aleksey Sakhnin ha expresado su desprecio hacia sus oponentes en las páginas del diario digital ucraniano Liva, ya que en Rusia no ha encontrado quien estuviera dispuesto a publicar sus opiniones. (Rabkor acepto publicar sus columnas de opinión, pero bajo la condición de que acto seguido sus oponentes pudieran hacer lo mismo). Todo esto, no obstante, no condujó a una separación oficial y los medios siguen describiendo a Udaltsov y a Sakhnin como líderes del Frente de la Izquierda.

Las filas del KPRF no han cesado de menguar a causa de expulsiones masivas y dimisiones, las cuales, en el congreso celebrado los días 23 y 24 de febrero, sirvieron solamente para reafirmar el posicionamiento de Gennady Zyuganov. Se aprobó una nueva versión de los estatutos del partido, que imponen un régimen dictatorial y erradican oficialmente todo control sobre sus líderes, incluso en el marco formal tradicional del "centralismo democrático" al estilo soviético.

La Organización Interfederal de Comunistas (MOK), a la cual se han sumado rápidamente los oponentes de Zyuganov, no tiene de momento ningún impacto apreciable. Sí que se produjo un atisbo de esperanza debido al registro oficial del partido Frente ROT (Frente Ruso de Trabajadores). El problema es que la base del Frente ROT proviene del Partido de Trabajadores Comunistas Rusos Estalinistas (RKRP), el cual suscita muy poca confianza entre la nueva generación de activistas de los sindicatos (resulta significativo que los miembros del RKRP más activos en el movimiento sindical son contrarios a los líderes del partido). Unos pocos líderes del Frente ROT como Aleksandr Batov o Ilya Ferberov subrayan la transparencia del nuevo partido, y afirman que éste se converitrá en una amplia "coalición de clases". El grado de realismo de tales esperanzas se revelará en el futuro.

El Instituto de Globalización y Movimientos Sociales (IGSO) continúa esforzándose por unificar las fuerzas de izquierdas y reafirmar los principios democráticos de colaboración entre activistas y organizaciones. IGSO colabora con el Frente de Izquierda, con MOK y el Frente ROT, así como también con la Confederación del Trabajo de Rusia. El consejo del sindicato KTR ha resuelto unirse a IGSO y los activistas a nivel de base preparan un programa social alternativo que podría servir de cimientos para construir y consolidar las protestas.

[Boris Kagarlitsky fue diputado del soviet de la ciudad de Moscú entre 1990 y 1993 y actualmente es director del Instituto de Globalización y Movimientos Sociales (IGSO) en Moscú.]

Traducción para www.sinpermiso.info: Vicente Abella Aranda

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