Boris Kagarlitsky.
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http://www.links.org.au/node/2593.]
Por Boris Kagarlitsky, traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
El sistema económico internacional que se
perfiló después del colapso de la Unión Soviética todavía no está
muerto, pero está moribundo. Lo vemos todos los días, no solo en
informes sobre la crisis sino también en otras noticias de todo el mundo
que cuentan la misma historia: el sistema no funciona.
La verdad es
que el sistema nunca ha funcionado para los pobres y las clases
trabajadoras. No se diseñó con ese propósito, no importa lo que nos
digan todo el tiempo sus propagandistas y diversos intelectuales
corruptos. El sistema funcionó para las elites: generó una tremenda
redistribución de la riqueza y del poder a favor de los que ya eran
ricos y poderosos. Aunque las elites no tienen suficiente coraje para
admitirlo, hay que transformar el sistema.